ACTIVO FIJO

Dentro de las masas patrimoniales que constituyen el balance de una empresa, el activo fijo o activo no corriente es aquel que engloba todos los bienes propiedad de esa empresa que participan en el proceso productivo durante varios ejercicios de explotación. Así, dentro del activo fijo se encuentran bienes duraderos como maquinaria, el edificio o planta donde la empresa desarrolla su actividad, material de oficina, equipos informáticos, etcétera. Dado su carácter de permanencia durante varios ejercicios, el activo fijo son bienes cuya venta y conversión en dinero en efectivo es mucho más complicada que aquellos bienes que conforman el activo circulante de la empresa y que sí manifiesta más variaciones a lo largo del propio ejercicio de explotación de la empresa.

Que el activo fijo apenas varíe a lo largo de un año contable de la empresa no significa que no pierda valor. El activo fijo por su uso sufre un desgaste, deterioro o depreciación que debe ser aprovisionado mediante una dotación de un fondo de amortización para que al finalizar la vida útil del activo fijo, este pueda ser inmediatamente reemplazado. La amortización es de hecho especialmente necesaria para garantizar esa sustitución del activo fijo pues -por lo general- los bienes que conforman el inmovilizado suelen tener un precio o valor bastante altos, con lo que es preferible ir dotando un fondo periódico a su compra, que tener que efectuarla de golpe.