Los denominados “bonos basura” son activos de renta fija que han obtenido la calificación de grado especulativo por parte de las agencias de calificación crediticia o de rating. Por lo general, un inversor que quiere poner su dinero en activos de renta fija, sobretodo si hablamos de deuda soberana (emitida por los estados) lo que busca es obtener una pequeña rentabilidad a cambio de tener una gran seguridad de que recuperarán la inversión realizada junto con los intereses. Los “bonos basuras” son activos que son emitidos por países o entidades cuya solvencia está en entredicho. Por tanto, son activos que tienen un riesgo similar al de otros activos financieros como la renta variable y deben ofrecer una rentabilidad mucho mayor que la que habitualmente ofrecen los activos de renta fija.
Por ello, dada su relación rentabilidad/riesgo que no coincide con lo que típicamente busca un inversor de renta fija, se denominan “bonos basura” pues son bonos que no cumplen con la función que se presume de los activos de renta fija. Los bonos basura son activos que compiten con otros activos que dan más rentabilidad y a la vez pueden dar mayores rentabilidades como es el caso de acciones de empresas o materias primas. Las agencias de rating etiquetan a los activos de renta fija emitidos por un país cuando la capacidad de poder devolver sus deudas está bastante influenciada por el devenir del ciclo económico y financiero de esa economía. Se diferencia así de los bonos con grado de inversión donde la capacidad de un país de hacer frente a sus deudas no se ven seriamente afectadas por la marcha de su economía.
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