El coeficiente de liquidez es la relación entre los activos líquidos de un banco y la cantidad de dinero en forma de depósitos que dicha entidad tiene con sus clientes. Cuanta más alta sea esta ratio mayor será la capacidad que tendrá ese banco de afrontar las posibles solicitudes de retirada de dinero de los depósitos por parte de sus clientes. No hay que olvidar que el negocio bancario consiste en captar recursos financieros por el que la entidad paga un interés y emplearlos en financiar proyectos a los que les cobra un interés mayor obteniendo de ese margen ingresos. Por ese motivo, cuando una persona mete su dinero en un depósito, este no se queda quieto y guardado en el banco sino que es empleado (salvo una parte que es el coeficiente de caja) en conceder préstamos. Sin embargo, ese cliente tiene derecho sobre el banco a poder retirar cuando quiera parte o todo el dinero que tenga depositado, y la entidad está obligada a satisfacer esas peticiones.
Los bancos pueden cumplir con esas peticiones porque es muy raro que muchos clientes al mismo tiempo retiren grandes sumas de dinero con lo que el banco con los recursos que tienen en otros depósitos puede satisfacer las solicitudes de sus clientes a medida que se produzcan. No obstante, si hay una alta demanda de retiradas de dinero es conveniente que el banco tenga a su disposición activos que fácilmente pueda convertir en dinero en efectivo y con ello cumplir con sus clientes. De esta forma, un mayor coeficiente de liquidez es sinónimo de mayor seguridad y fortaleza de la entidad para afrontar las demandas de sus clientes, pues mayores serán sus recursos financieros respecto a sus potenciales demandas de efectivo.
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