El depósito de garantía es una figura frecuente sobre todo en el mercado del alquiler de vivienda. Es bastante similar a una fianza ya que el depósito de garantía suele darse entre un inquilino y un propietario de manera que el inquilino deposita cierta cantidad de dinero, la cual pasará a manos del propietario en caso de que el inquilino no cumpla con las condiciones del contrato firmado entre las dos partes (a diferencia de la fianza que es una suma de dinero que el inquilino paga al propietario en caso de haberse producido desperfectos en la vivienda por parte del inquilino).
La figura del depósito de garantía se ha extendido a otros ámbitos como el de las finanzas. En los mercados financieros existen depósitos de garantías especialmente en los contratos de derivados financieros. Al igual que en el ejemplo del alquiler, el depósito de garantía se formaliza mediante el depósito de una cantidad de dinero por parte compradores y vendedores de derivados financieros (futuros u opciones) como garantía de que cada una de las partes se comprometen a cumplir con las condiciones del contrato de compraventa de derivados que han formalizado, y en caso de no cumplir con las condiciones la parte afectada por el incumplimiento cobra el depósito como compensación. El depósito de garantía se puede interpretar como un medio para mostrar la buena fe de las partes contratantes al mismo modo que actúa como un seguro o una cobertura en caso de que una de las partes se vea perjudicada por incumplimiento del contrato.
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