Es una forma de financiación por la que las empresas o entidades financieras acuden al mercado para solicitar un préstamo a un gran número de inversores, dividiendo la deuda en pequeñas participaciones, en la que cada una de ellas comparten idénticas características en cuanto a remuneración, importe, palazo de vencimiento, riesgo… etc. Realmente, los empréstitos no dejan de ser unos préstamos que solicita un particular al público y que se compromete e devolver el principal más los intereses. La principal diferencia radica en que en los préstamos suelen tener uno o pocos acreedores mientras que en el caso de los empréstitos los acreedores son numerosos ya que al dividirse la deuda en numerosas participaciones, esta puede ser adquirida por vario inversores.
El término de empréstitos también se utiliza para referirse de forma genérica a la renta fija corporativa. De manera que dentro de las diferentes tipologías de activos que se consideran empréstitos se encuentran los pagarés bonos y obligaciones corporativos, los títulos hipotecarios (Cédulas hipotecarias, bonos hipotecarios, participaciones hipotecarias), Bonos y obligaciones subordinadas y las participaciones preferentes. Las entidades realizan emisiones masivas de los títulos de renta fija, ofreciendo su suscripción al público. Las emisiones tienen que cumplir una serie de requisitos, como es la elaboración, salvo en determinados supuestos, de un folleto de emisión que tenga la información necesaria sobre los valores a emitir y sobre la entidad emisora. El folleto ha de ser aprobado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores e inscrito en sus Registros, y tiene que estar a disposición del público.
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