Los gastos de administración son los gastos derivados sobre la gestión y control de una organización o de la contratación de un determinado producto o activo financiero. Estos gastos recaen sobre el conjunto de la organización o de la actividad, por lo que no son atribuibles únicamente a un departamento o a un apartado concreto del procedimiento de gestión. Ejemplos de gastos de administración son los gastos de auditoría, contabilidad, gastos de crédito, mobiliario de oficinas, gastos de suministros, etcétera. Cuando hablamos de algún activo financiero como puede ser una línea de crédito o una cuenta corriente y su contratación ejemplos de gastos de administración son los gastos de estudiar la solvencia de un cliente, abrir y mantener la cuenta y la realización de operaciones de caja como ingresos, retirada de defectivos pago y cobro de cheques. Por lo general, los gastos de administración no suponen cuantías importantes dentro de los volúmenes totales de gasto que desempeña una actividad. La principal problemática que entraña su tratamiento es la forma de imputarse al tratarse de un gasto global. En el caso de los productos financieros este muchas veces se imputa a los clientes en la forma de comisiones de establecimiento o mantenimiento. Cuando se tratan de empresas, estos suelen repartirse entre todos los departamentos.
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