Por operación financiera se entiende a toda aquella operación en la que se produce un intercambio de dinero en distintos momentos del tiempo. De esta forma, una operación financiera se puede considerar algo tan simple como meter unos ahorros en un depósito a plazo, como operar en los mercados de derivados. Aunque hay una gran diversidad de operaciones financieras, en todas ellas podemos identificar elementos comunes.
Por un lado, está el componente personal ya que en toda operación financiera hay una persona física o jurídica que cede el dinero y otra que lo recibe y “custodia” durante un periodo de tiempo estipulado. Por otro lado, está el componente material que se refiere a que en toda operación financiera lo que se intercambia en última instancia es una cantidad de dinero, o en su defecto un capital financiero o algún tipo de valor negociable (acciones, bonos, derivados…) cuya valoración es perfectamente cuantificable en unidades monetarias. Está también el componente temporal, que consiste en el periodo de tiempo en que el capital cedido retorna a la persona que realiza la operación financiera y que juega un papel clave en la rentabilidad y el riesgo de la operación financiera. Finalmente, hay un marco formal que consiste en que todas estas operaciones se realizan en un mercado el cual cuenta con algún tipo de regulación.
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