VOLATILIDAD

A la hora de invertir en un determinado activo financiero además de la rentabilidad que esperamos que este nos deporte, otra de las variables que se tienen en cuenta es el nivel de riesgo que entraña el poner allí el dinero. Una de las formas de estimar el riesgo total que asumimos por invertir en un determinado valor negociable es mediante la volatilidad de ese activo. La volatilidad se calcula tomando un periodo de tiempo en el que el activo en cuestión ha estado cotizando en los mercados y recogiendo la serie histórica de sus cotizaciones. Sobre esa serie se calcula la desviación típica y esa medida refleja fielmente la intensidad de las fluctuaciones del precio de ese activo durante el periodo recogido. Obviamente, cuánto más alta sea la desviación típica, será reflejo de unas oscilaciones más intensas ya sea al alza o a la baja y una mayor medida del riesgo que entraña invertir en dicho activo.

Esta estimación tiene sus limitaciones, por supuesto. Al igual que rentabilidades pasadas no predicen rentabilidades futuras, con la volatilidad sucede lo mismo. Eso no quiere decir que la volatilidad no pueda considerarse un elemento de juicio a tener en cuenta a la hora de invertir en un activo. De hecho, a la hora de invertir en un activo en vez de fijarse solo en la rentabilidad promedio que arrojó un determinado valor negociable durante un periodo de tiempo es mejor hacer la comparativa dividiendo la rentabilidad promedio por la desviación típica. De esta forma, podemos estimar cuantas unidades de rentabilidad puedo ganar por cada unidad de riesgo asumida.