¿Quién no ha precisado en algún momento que nos dejen un poco de dinero extra? Al final acabamos pidiéndoselo al banco o a una entidad financiera. Lo extraño es que usamos los mismos conceptos, como préstamo o crédito, para denominar a cuestiones que, en absoluto, tienen nada que ver.
Entonces, ¿no es lo mismo un préstamo rápido que un crédito rápido?
Pues no. De hecho, la primera diferencia está en añadir el calificativo rápido a las dos terminologías. En el caso del crédito, éste puede ser rápido. En el caso de los préstamos existen pequeñas diferencias que lo convierten en un producto bancario absolutamente distinto.
Piensa que un préstamo hace referencia a un monto de dinero fijo. El banco nos lo presta y tendremos que realizar la devolución en un tiempo determinado. La utilización de esta cantidad es privada, pero solo puede ser usado para un único fin: un inmueble (hipoteca), distintas deudas (reunificación), la matrícula de la universidad (ayudas para estudiantes), un automóvil o un viaje (préstamo personal), transacciones empresariales (préstamo comercial)…
Como ves, existen muchos tipos de préstamos pero todos comparten una característica: el dinero solo puede ser destinado para el fin para el que fue solicitado y el plazo de devolución es más largo.
¿Qué es un crédito?
En esta ocasión estamos haciendo referencia a un montante económico prefijado, que la financiera pone a disposición del cliente. Del límite marcado por el operador no se puede pasar.
El cliente tendrá ese dinero en su cuenta y él decidirá cuándo lo usa. Además, no está en la obligación de utilizar todo el dinero que le han concedido y solo deberá abonar en función de la cantidad de dinero que haya utilizado. La línea de crédito puede ser usada desde una cuenta bancaria o desde una tarjeta de crédito.
Suelen usarse para liquidar gastos pequeños que surgen en momentos muy puntuales. Además, el cliente no tiene que dar explicaciones sobre a qué destina el dinero de su línea de crédito.
¿Qué es un crédito rápido?
Pues igual que te informábamos de que no existían los préstamos rápidos, los créditos rápidos sí. Por lo general suelen ser cantidades de dinero muy pequeñas que el cliente deberá devolver en plazos inferiores a un mes.
La primera vez que usas este tipo de crédito rápido, sueles tener un tope como cliente. No conseguirás más de 300€, si bien a cambio no tendrás que pagar intereses, si devuelves el dinero en el tiempo acordado.
Una vez que pagas el primero, ya podrás aumentar tu solicitud de dinero a una cantidad mayor, al convertirte en un cliente preferente.